Como el que no quiere la cosa ya llegó el verano, no de manera oficial, pero sí en forma de días insoportables de calor y bochorno. Porque ahora las estaciones están algo alocadas y empiezan cuando les viene en gana. Me gusta el verano, el sol, la playa, los días largos...pero no la humedad bochornosa que sufrimos ahora, ni las radiaciones del astro rey (¡qué bonita denominación!), que parece estar más virulento que nunca. Tiempo de sombrillas, olas, bocatas, chiringuitos...y música, de ésa intrascendente, sin excesivo mensaje, que lo único que pretende, ¡a Dios gracias!, es hacernos menos pesados esos días e intentar alegrar el alma y el cuerpo. Tiempo de amores transitorios...o no, de quemaduras y verbenas populares, de polos helados de color chilón, y de niños, niños por doquier, con sus palas y cubos, con sus gritos y sus remojones, y la arena, ¡cuánta arena nos llevamos en las sandalias, Jesús!. ¡Qué disfruten de un buen verano!.
Escuchen el volumen número One de una música, que, hoy, me ha venido en gana recopilar para Ustedes:
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